Popayán, noviembre 22 de 1996. Leo en una lápida de mármol adherida a la pared: “EN ESTA CASA ESTUVO ALOJADO EL LIBERTADOR ENTRE EL 19 DE NOVIEMBRE AL 15 DE DICIEMBRE Quien podrá derrumbar tus ideales si los has encarnado en nuestro corazón. ¿Qué ha cambiado? Acaso no se reúnen tus personajes amparados por tu sombra hoy estoy aquí convocado por el destino. Compartiendo el frenesí de la rumba patoja en esta taberna llamada los Álamos. cargando sobre mis hombros estas memorias deambuladas bebiendo un submarino aclarando mi llamado exorcizando mis ataduras morales convocando a los dioses lejanos Evohé, Evohé venid, faunos silvestres tejed conmigo la trata tutelar de este reencuentro con mis raíces hispano-latinas que cada cuerda desgarre los vientos que el grito de libertad salga desde el bajo vientre que hoy se junten la tierra y el mar… -Cubierto por las nieblas del ocaso hube de emprender viaje a lo desconocido ave solitaria buscando refugio en los cerros escarpados libre de las acechanzas de los ladrones de sueños mas allá del valle de Pubenza , riscos ariscos vistos por Balboa en el pacífico mar. desde el cerro la tetilla volaré a Munchique conversaré con las abuelas piedras ellas me mostrarán el camino me marcho a la comunidad de la florida dejo atrás cementerios de fósiles debo empacar mis pertenencias no soporto esta jaula debo sacudir esta carga existencial mas tiempo no puedo esperar. Hermanos de adioses inciertos volveré a poblar este cantar.
Amarrado se encuentra mi caballo Palomo en el poste de la plazoleta de Santo Domingo Mirando el portal de su iglesia, me descubro ante esta joya arquitectónica fundada en 1.552, por la orden religiosa de los dominicos, te levantaste como el ave fénix de tus propias cenizas después del terremoto sucedido el 2 de febrero de 1.736, y el del 31 de marzo de 1.983. Vámonos palomo quiero galoparte entre sueños Sentir la mente febril del libertador Abriendo surcos de esperanzas Vámonos palomo Mis hijos humildes me esperan.