Tu voz me llegó como el canto de la noche y se anidó en el pecho de mis palabras cubriendo con su manto al cóndor de los Andes Su susurro se convirtió en cascadas. Torrenciales vínculos afectivos hicieron gemir la esperanza Dadme el amor único de mi tierra Aquella que me permite sentir el éxtasis de cada bocanada de aire que respiro Por la cual le madrugo al Lucero de la mañana para contemplar su destello amoroso que me anima a emprender el vuelo milenario del curso de las estrellas Y verme a mi mismo a punto de despertar como una supernova principio y fin de nuestro destino en la tierra.