Uno atrae a la vida aquello necesario para integrarlo a su propio acervo, lo social, cultural,
espiritual, componentes fundamentales del ser humano.
Existe dentro de uno algo que lo insta, lo lleva a responder a un llamado, levantar una generación
acorde a lo mas elevado, a lo mas sublime, es aquí donde entra en juego o en ejercicio todos
aquellos elementos acordes a los principios inherentes a la configuración de un carácter, de
aptitudes, actitudes, disposición de ánimo hacia el conocimiento, darles a conocer las primeras
letras, enseñarles la lectoescritura, luego ellos manifiestan su afecto haciéndonos llegar a los
maestros dibujos, notas, cartas, ese activar la imaginación para que representen su mundo, su
entorno, sus animalitos, la familia, sus casas, los ríos, las montañas,.
Para que esos niños, esas niñas que ahora ya son papás, mamás algunos abuelos, o abuelas
puedan dirigir sus miradas a lo que constituyen sus primeros pasos de afianzamiento en la
creación de su propio mundo de las letras y del conocimiento, al ver sus cartas sus dibujos, sus
cuentos, que se los he podido conservar.
Ese regresar en el tiempo gracias al vínculo manifestado en su infancia a través del testimonio
que dejaron, para que nunca olviden que fueron niños, niñas.
Le pregunté a niño de la escuela". -Jesusito que es que más recuerda de la escuela- me
respondió: "La alegría profesor".
Agradezco a Barbarita Yusti Zapata por ser mi aliada y cómplice en este proceso de formación
integral, hacerles sentir el respeto y fundamentalmente el legado que nos dejó en la escuela" la
pedagogía del amor".
Mi propósito es y ha sido el de contribuir a abrir espacios más allá del aula, más allá de la
escuela y abogar para que sus trabajos puedan ser visibizados y trasciendan más allá del solo
cumplimiento de sus deberes escolares.
Estoy totalmente convencido que somos llamados los maestros de escuelas rurales a generar
un movimiento de ideas, renovadoras que impulsen a los educandos y educadores a responder
al llamado de una generación que reclama ser protagonistas en los escenarios de la historia.
Estamos llamados.