Un homenaje a mi hermano barquero SATHYA.
¿Tuvimos infancia?.
Felizmente la tuvimos,
las canicas,
los trompos,
fueron nuestro entretenimiento.
Sudorosos bajo el sol,
llenabamos las tapitas de gaseosas o cerveza con cáscaras de plátano o barro,
para darle al blanco con tino, y a cierta distancia a la tapa del contendor.
Trazabamos una circunstancia en la tierra,
le metíamos una moneda de 10 centavos para que el jugador que la sacara,
trompo que se quedara pasaba a nuestras manos,
defendiamos a toda costa el valor de la palabra,
y a veces terminábamos a puño limpio enfrentados con el contendor,
nos formamos y crecimos en este ambiente.
Ahora contemplo con nostalgia a la gente de estos tiempos,
la máquina que le robo la paz al corazón de los niños,
algunos ya robotizados,
enajenados,
jugando en su celular o en la tablet,
"tan absortos que si su misma madre se subiera al bus y se sentara a su lado no la
reconocerían",
por eso mi lamento indio,
mi grito guerrero,
el gemido de mi alma por los que se suicidan a diario,
dormidos al lado del celular prendido
o comiendo comida chatarra,
o inhalando el humo del cigarrillo,
y en estos desmanes surge una voz anunciandonos:
Estoy contigo,
haciéndote ver,
que aún enfrentados a las batallas cotidianas,
no hemos perdido el valor de la palabra, el sentido del asombro ante la desnuda naturaleza,
que aún nos extasiamos con el canto del pájaro,
la melodía del río,
estoy contigo en la voz del niño cuando anuncia:"miren el arcoíris",
o cuando la voz de la matriarca Bárbara nos dice:
"No hemos saludado la montaña".
BUENOS DÍAS TATA WALA, MUNCHIQUE DE LOS TIGRES.