Sana el alma la vida te provee de mágicos instantes,
te detienes en el tiempo,
una mirada escudriñadora deja asomar el plan de luz y de amor para todas las almas,
Nos suele pasar como el gigante del cuento de Oscar Wilde,
que trató de alejar a los niños de su huerto,
desde aquel día funesto le invadió el gélido invierno,
hasta que un día encontró aquel niño sufrido
consuelo a su corazón afligido
lo arropó y vertió cascadas de lágrimas que derritieron el hielo,
una vez que hemos dejado entrar la voz de la inocencia,
vamos sembrando palabras,
palabras que se convierten en acciones,
acciones que se convierten en hábitos,
hábitos que se convierten en el carácter,
una vez formado evitamos transigir con cualquier tipo de injusticia que menoscabe la dignidad
humana,
así nos vamos realizando en nuestros anhelos íntimos,
dejar mejor el lugar,
que como lo encontramos,
y en octavas de amor,
vamos cosechando los frutos maduros de cada experiencia,
rotas las cadenas de cualquier forma de opresión, y de violencia,
enfrentamos al miedo,
que se oculta en las heridas del alma no cicatrizadas,
el paraíso del Edén existe en nosotros,
y nos sentimos arrojados de el,
por nuestra propia voz de la conciencia,
siempre hay una forma de regresar a él,
cuando dejamos entrar a nuestro huerto,
aquel niño,
aquella niña,
necesitados de amor y de afecto,
fiesta al alma,
melodía del infinito,
es sentir
que te celebran tu nuevo nacimiento,
y te coloquen en la mesa,
todas las dádivas que jamás imaginaste recibir,
y te das cuenta que existe una energía superior,
antes de la creación,
energía sublime,
proveniente de las estrellas,
musica de las esferas,
-seres que se siembran,
y habitan la tierra,
para perpetuidad de las almas libres,
rotos los apegos,
regresamos al origen,
donde no existe ni tiempo ni espacio,
sino, una eterna comunión de almas,
dispuestas a festejar el regreso a la inocencia.
LAS AMO,
LOS AMO.