Encontrar la inspiración que nos permita salvaguardar los tesoros de la luz, presentes en la
poesía
Maxima virtud del oficiante de la palabra.
Encontrar en estas montañas las notas claves para darle la configuración al lenguaje: este ha
sido mi propósito en esta encomiable labor de escritor, deletrear este universo de sensaciones
y emociones,
percibir el pálpito de cada corazonada en este viaje por la tierra, deslizarme por los senderos
que nos conducen al mágico florecer de un verso.
Consolidar el reinado del amor, aquí en pleyades ha sido de mi alma su clamor, extender sus
brazos a Andrómeda y a Orión constituye mi fundamento de vida. Proveer de garantías a mis
hermanos Sathya y Sandik, recocija mi espíritu, da colorido a mis días.
Cuando se juntan 2 focos de luz producen el milagro, y cuando se juntan tres la vida se convierte
en milagro:
Se tu mismo
Se tu misma
Estos ombligos son la perpetuidad de aquello, que hemos sembrado con mamá Bárbara en
nuestros corazones, acompañados del guardián milenario de las edades, nuestro hermano
barquero Sathya.
Esta nueva pero vieja versión de Sidarta, Vasubeda, y kamala, a la luz de este día, toma fuerza,
hijas, hijos, nietas, nietos, enarbolan el estandarte del camino hacia la autorrealización del ser,
mientras escribo, dos atletas y un ciclista suben hacia la reserva, el primero me encuentra
sentado en la piedra abuela al pie de la carretera, el que va adelante, va animando a los de atrás,
ejemplo palpable que cada uno, tenemos nuestro propio ritmo, todos llegamos a la cima,
no importa en que tiempo, lo esencial es evitar perder la ruta, como Fernandito, estando en
pategallina con sus demás amigos ciclistas, emprendió el camino hacia la rejoya, cuando debió
hacerlo hacia Andrómeda.
A veces nos suelen deslumbrar otras coordenadas.
No estamos solos, siempre llega en apoyo otras voluntades concientes, y así vamos
estableciendo, conexiones íntimas, para crear nuestra propia canción, sentir el aire renovado en
pleno pulmón, inhalarlo.
Poco a poco, nos vamos serenando, escuchando el sonido de la creación, que nos acompaña
a lo largo de nuestra existencia, siempre hemos buscado aquella palabra perdida, y la hemos
encontrado en el profundo silencio, porque nadie te la enseña, está escrita en tu corazón