Nacimos con nuestra propia música
En esta envoltura corporal a veces la sentimos casi inaudible
Con el ruido exterior a veces casi se apaga
Pero siempre permanece
Solo en intimidad consigo mismo
Logramos escuchar nuestra propia melodía
Musica de Dios
Que nos recuerda su compañia
Andamos tras sus huellas
Y en cada corazonada lo sentimos
Como si en el fondo
Nos recordara la inmortalidad de nuestras almas
Nos dieron un nombre
Forjamos un camino
Trazamos rutas imaginarias
Cumplimos los ciclos en las diferentes etapas de nuestra vida
Una vez criados
Aprendemos a valernos por nosotros mismos
Ya crecidos nos abrimos a todas las posibilidades del universo
Elegimos el camino
Concordancias del plano físico y del espiritual se establecen
Y en ese legado que recibimos
Vamos adquiriendo una personalidad
Se establecen relaciones personales familiares
Un beso enciende lumbreras proféticas
Concilia dos almas que se encuentran en el camino
Y en esta reciprocidad nos vamos enriqueciendo
O mejor reconociendo en este universo de colores, sonidos, sensaciones
Conservamos la nota clave
Y esta nota produce esta sinfonía de almas que se reconocen
Todo está inmerso en la música
La música de Dios está escrita en nuestro corazón