Al rescate de la niña interior
Nos dirigimos a las estribaciones de la reserva el munchique de los tigres
Mamá Bárbara les había ofrecido una muñecas a Diana Alexandra y a sus amigas
Las llevaron consigo a la quebrada
Nos acompañaba Leia
Al lado de la carretera existe una abuela piedra con una hondura plana donde uno puede
sentarse
Le llaman a esta piedra "el trono"
Báculo en mano se siente ser emperatriz o emperador
Al frente la reserva protegida de Pléyades con el río Quilichao que la circuye
La majestad de una encontrada belleza consigo misma o mismo, nos devuelve aquellos
instantes en los que el alma se contempla a sí misma en su grandeza.
El recorrido fue fastuoso
Cruzar a pie un sinnúmero de quebradas con su melodía engalanadas
Ver mariposas de todos los colores que se posan
-Encontramos la pluma del pájaro barranquero
Echarla en la mochila
Y seguir los dictámenes del corazón
Sea a donde vayas recuerda: " la vida es una suma de instantes"
Fugaces como las nubes que forman figuras y se desvanecen
¿Que es lo que permanece?
Aquello, a lo que te entregaste con todas tus honduras
Lo diste todo sin reservas
Sin nada escatimar
Así como los rayos del sol
O como las gotas de lluvia derramadas
-Hemos llegado a la fuente donde se cruzan las miradas
Y en donde se realiza la ceremonia del agua
La derramamos sobre nuestras cabezas
Y en breves instantes experimentamos el Nirvana
Aquella sensación mística de sentirse hacer parte del todo
Una gota de agua derramada en el encantado océano del amor