Carta a mis hijas e hijos


Dentro de la ley de correspondencia mutua, surge a la luz la expresión de mis sentimientos,
amor que prevalece desde el inicio de los tiempos, y nos lleva de la mano por caminos
intrincados, siguiendo la ruta de una estrella, pese a lo descensos vertiginosos en las cavernas
del olvido, nos llega una tenue voz a nuestros oídos:
"Nunca olvides de donde viniste"
Esa tenue voz, se convierte en un rugido de león en la selva, haciendo extremecer todo el
ser, y cuando ese león se encuentra con la leona y logra tener familia con sus cachorritas y
cachorritos, es entonces cuando se re establece aquel vínculo indestructible que permite
sortear dificultades, hacer surfing en las olas, y vivir en equilibrio, atentos a los signos y señales,
en estado de alerta percepción, evitando hundirse en las aguas.
Mi regreso a los brazos de la pachamama, tiene el aroma de otros tiempos, la sabiduría de las
edades en cada cumpleaños.
¿Qué sería de la vida sin las apertura y cierre de ciclos?
Así como se mutó pléyades por San Michel, o andrómeda por Gamaliel territorios sagrados
que nuestro largo recorrido juntos, hemos construido con nuestras manos, para hacer de estos
reinos la juntanza de las tribus.
Así también hemos mutado nuestra nueva piel como la serpiente en su mudanza, deja a un lado
aquella que le sirvió, y hace brotar su plumaje.
Somos serpientes emplumadas, aladas de luz, cruzando los espacios siderales, nuestra vida
y juventud es eterna, nos renovamos incesantemente, cruzando los límites de lo desconocido,
somos vientres, fecundos hecho verbo.
Hemos venido a honrar la palabra, a darle la prolongación majestuosa a nuestras almas viajera.
Remonto el vuelo, sano, alegre y despierto, me lanzo a las efemérides, allí donde ni siquiera
Colón ni Marco Polo llegaron, porque cada viajera cada viajero tenemos una ruta más allá de
las estrellas, navegando en ese espacio astral absoluto, acompañados de coros celestiales,
este vértigo es el inicio de la apertura de nuevos mundos, este impulso volitivo es la coronación
majestuosa de un revivir mil años de amor que nos esperan, lancémonos al vacío siempre
hay unos brazos, que nos esperan, ilesos hemos caído tantas veces, esta levantada con un
nuevo vestido para el alma, refulgente como la armadura de Aquiles con su penacho ceñido a
sus sienes invulnerables, nos da la certeza de haber venido a cumplir el propósito en la tierra,
aprendimos la lección de aquel Héroe griego, así haya sido el hijo de una diosa tiene un punto
débil, si logramos que ese talón sea inmunizado entonces habremos logrado entrar inmunes a
la batalla, una vez de regreso a casa como Ulises podremos recuperar el reino de ítaca y sentir
de nuevo, lo que fuimos:
Compañeros de viaje por toda una eternidad.
Las amo los amo

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