Hermano,

A Gustavo Hernández,

 
 Te necesitamos en el puesto de combate 
 mi gran Gengis Kan eres el león del desierto.
 en medio de precipicios te llamaré a servicio.
 La señal está dada 
 comandos Aves Fénix despliegan sus alas
 la integración Indoamericana viene en camino 
 una misma bandera 
 un mismo pensamiento Bolivariano
 se amenaza la tierna mirada 
 rostros fertilizan la tierra
 el comandante ha dado la señal.
 el deber nos llama camarada
 cerramos filas en torno al movimiento de avanzada
 humanismo certero nos acompaña 
 la miseria del alma sanamos
 nada nos detiene.
 seguimos fertilizando la tierra.
 somos labriegos.
 somos obreros.
 sangre de indio guerrero palpita en el pecho de mis palabras 
 olas gigantes atraviesan el mar de mi soledad
 íntimas melodías
 vórtices
 abismos
 claridades musicales
 las venas se agitan 
 voces lejanas traspasan barreras 
 ecos
 canciones vividas habitan en mi pecho
 reminiscencias.
 


  
 La Valencia de América que un día llamaron a la ciudad de los Incas
 se debate en ruinas y desolación.
 La ciudad que fue el esplender de una cultura floreciente, fue arrasada por el afán colonialista de una horda de salvajes, tiránicos, anárquicos y ruines.
 Hace 289 años el libertador con su visión de águila profetizó los años infaustos, y deplorables en manos de legisladores incapaces.
  
 La mano siniestra de Pizarro desgaja retoños inocentes.
  
 El gran resguardo está en Mosoco, después de la avalancha del rio Páez tenemos dos asentamientos en Cajibío uno en la Capilla otro en el Rosario, la alianza indígena campesina marca su destino.
 
   

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