Para no sucumbir en la nada nuestro único refugio inexpugnable es la palabra. I Alguien me dijo: escribe una novela y aquí estoy parado dispuesto a pasar la otra orilla. A causa de la Pandemia unos señores han colocado una barrera, desde aquí escucho el canto del rio palacé, y veo pasar dos niñas conducidas por sus madres a caballo; son conocidas como “las Mañunga”, estudiaron en la escuela de la vereda, la mayor se llama Danny, la que sigue Gloria Fernanda y la menor que no está con ellas Danyely… -Me recuerdo muy bien que fui invitado a la boda de Gloria Fernanda en un salón dispuesto para una princesa, familiares y amigos nos dimos la cita; las flores despertaron la primavera en el corazón de los asistentes y la música alimentó el alma de vaivenes; el alimento colmó nuestros sentidos y los novios subieron el pedestal animados por un coro de ángeles… -El ángel de la anunciación dio la primicia, una hermosa niña fue traída a la vida y se la llamó María José. Otro día fui invitado a la finca, degustábamos con Gloria Fernanda y su hija, cerca del rio Palacé, unos búfalos venían en estampida tremendo susto nos llevamos. Otro recuerdo aflora esta vez viajaba en la chiva de Oscar que hace el recorrido desde Popayán a Guangubío, y entra por las veredas de Mota, San Antonio, y justo en la tetilla se subió, Danny con su esposo y me presentó a su hija Verónica otra niña de gracia angelical, fue como si todo se confabulara para hacer de este viaje una fiesta, el chofer nos ofrecía aguardiente, llegamos al puente del rio palacé, y allí se bajó Danny. Luego llegamos a la tienda de Norely, pedimos otra media, esta vez era aguardiente tapetusa traído por Josefa la mujer de Ángel, me dejaron en la portada de Andrómeda medio turulato. II -Poco a poco se fueron reuniendo en la barricada otros jóvenes que también fueron mis estudiantes Cristian y su papá Fernando, Yhon y Carlitos, el señor que estaba encargado de la vigilancia era don Abal antiguo conductor de la chiva que llevaba a la gente a la capital, en cuyo homenaje escribí un sociodrama titulado: Hoy salgo a mercar a Popayán mi capital: Jolgorios, risas Remembranzas Hasta se mencionaba el borrachito del pueblo. -“Tranquilo Yhon no era don Santos” don Santos nunca se le vio salir de la vereda, fue su refugio hasta su último día, lo recuerdo una vez en el patio de la escuela cuando se celebraba el nacimiento del niño Dios en vivo, y salíamos al salón del evento con la procesión de niños disfrazados de pastores, y los tres reyes magos, Gloria Sánchez entonó: Si tu no vienes Jesús seguirán nuestros pecaqdos-¿cómo podemos vivir si te hemos abandonado? Fue entonces que don Santos rodilla en tierra se echaba la bendición como un acto de veneración. Otro día en la celebración del bautismo de mi hijo Luis Antonio, Jesús Galvis, Robín Jesús Sánchez, Alexandra Ruco, Gerley Chalá, y otros niños, vino el padre Hans Herni (Suizo) a celebrar la misa, y don Santos repetía: “Bendito sea mi Dios”.--Este que mercaba era otro y siempre juraba que no lo volvía a tomarse un trago más, pero por mas cruces y juramentos ante su mujer y sus hijos no resistió la tentación y justo en el barrio Bolívar sucumbió ante una rubia con minifalda y estaba tan jumao que fue tirado en una carreta.-como ya lo conocían lo depositaron en la última banca de la chiva, y como la gente era tan condescendiente en la tetilla mientras bajaban la remeza para la tienda, le gastaron una cerveza, y fue allí donde narró el suceso explicando que aquella mujer se había aprovechado quitándole la panelita con la complicidad del policía que todo lo había visto, incluso en su recuerdo afloró el nombre de la cantina una tal “Mis delirios ”donde se reunían todos los despechados a oír a Darío Gómez, pero que él, había pedido la de Cali pachanguero, fue en el ritmo jacarandoso del frenesí, cuando al intentar levantar la pareja rodaron ambos en el suelo y allí no se volvió a levantar hasta la Tetilla. -La orden era de no dejar pasar al maestro he incluso un padre de familia argumentó que a su mujer se le estaba vedado entrar a la vereda hasta nueva orden.-Al verse el maestro en esta disyuntiva y con la remeza que afortunadamente le habían dejado entrar, decidió continuar el camino; eso sí recalcó “asumo mi propia responsabilidad de entrar a mi vereda” -Al pasar la barricada, se encontró con el riachuelo antes de llegar al puente, el agua le devolvió la ecuanimidad, le refrescó su memoria cuando antaño con las niñas de Barbarita efectuaba su baño ritual, antes de llegar a la escuela. Sus pensamientos fueron tomando la ruta del goce estético, privado durante esta cuarentena de disfrutar la naturaleza, vio, avizoró una puerta como una salida para no sucumbir en la muerte del alma. Se acordó una vez más de su hermano José Gustavo cuando le dijo: “Has perdido el asombro, y para recuperarlo franqueó los umbrales de la desesperación y de la nada, a su mente llegó el recuerdo de aquella mujer guardiana del cerro la tetilla doña Paula Capote, aquella que un día le dijo: “profesor cuando esté enfermo venga a tomarse el agua del cerro”, fue en ese momento cuando bebió de aquella agua que su alma la sintió viva. -Esta vez ocurrió que al tomar la travesía justo en el pozo de Venus comulgó con la eternidad y sintió que todas las formas vivientes festejaban la danza de la vida. -A su mente, llegó el recuerdo del ritual ofrecido al fuego con los hermanos cineastas productores de la película Herederos, en un trapiche abandonado, había comenzado a llover, allí O leary fue testigo con su cámara, de la evocación de la memoria del libertador Simón Bolívar, al filmar la escena de la declamación de una de las poesías del maestro rural, quien con la espada aguda de su verbo creador, exorcizaba aquellos sombras deambulantes que se quedaron viviendo en estos campos a marchas forzadas cuando los españoles arremetían desde diferentes flancos, y obligaban a los patriotas a replegarse, aún se escucha aquella voz: “coronel salve usted el filme”. En estas hondonadas fue cuando ensayaban el drone y fue magistralmente manejado por Sucho, Camilo, Marcos Miguel, y descendió el drone en el terreno de Andrómeda. III Presagio luz en el camino Reino de Andrómeda La tierra me llamaba a grandes voces Vine por mi propia voluntad El camino me reconocía y las plantas también Allí en el poso de María ofrecí el báculo que traía y que me servía para cargar el mercado en los dos extremos las canastas, que subí desde el puente hasta Andrómeda. -He vuelto a beber la voz del silencio a embriagarme de su tonalidad Vengo de la vacuidad Ahora estoy en paz… -Hacia donde mira mi ventana existe un manto tejido de recuerdos que jamás el tiempo los podrá borrar.-Una vez cumplida mi labor de educador me refugio en la casa de los sueños, donde llega la voz del viento, de la risa de los niños que se quedaron en el patio de la escuela. -desde este recinto, imagino escuchar la campana cuando anunciaba la salida al recreo. Ver correr con baldes llenos de agua y mojar al maestro, al compañero, al amigo de pies a cabeza en el día de su cumpleaños Aun se siente ensayar a niños y jóvenes las obras de teatro, sus citas eran los viernes, y se quedaban a dormir los de otras veredas en el hogar escuela. -Oh, resplandor de Nausimake engalanado con el grupo Whecha Quiwe de la Venta-Cajibío, dirigido por Sandra, uniendo teatro y danzas, matrimonio perfecto del arte, y que permitió que llegara a la Florida el pueblo originario Missak. -La lluvia me presta su manto plateado para hilar mis poemas con sabor a miel de panela “de las cañas de mis valles y del azul de mis montañas en estas tierras cajibianas cálidas y feraces que han moldeado la estirpe de los chala, de los Sánchez, de los Campo, y un hado misterioso me ha traído, a lo mejor me ha encontrado; de tanto trajinar con este cerro de palabras me he convertido en la memoria viviente de este pueblo que mi padre Simón en vida la llamó “la jodida” -y que Efraín Orozco cantaba: “Un día tras larga ausencia volví a mis lares cabalgando a lomo de mis lejanos recuerdos y al volver otra vez para siempre quedó grabado (bis) el paisaje azul de la edad primera” -edad dorada trazos en la arena vientre fecundo amanecer sin compromisos laborales. Me jubilaron a los 65 años y sin embargo vivo al lado de la escuela, me sirvo de ella para conectar mi computador con el tomacorriente, que dejé instalado por fuera en el corredor al lado de los baños, nunca las voces se han ido, ni los recuerdos extinguido, he llegado cruzando los umbrales del abismo y aquí estoy cual ave solitaria sosteniendo el pendón para no morir sin pena ni gloria -Al llegar a casa me esperaba el árbol limón y el aguacate que un día sembré, y que las hormigas me los han respetado como algunos colinos, esta casa la habitan mis memorias a ella acudo en mis desvelos. IV INTIMIDADES Para encontrar hay que dejar de buscar Solo cuando se expresa la voz del silencio, es cuando de verdad oímos. Entonces nada nos distancia, simplemente nos oímos, y al oírnos es cuando existimos, se nos es dado escuchar la voz del silencio, es un camino, al hacerlo nos reconocemos, quedarse sordo ante el mundo, escucharse a sí mismo es el indicio de la poesía, las palabras se van ordenando sin esfuerzo, fluyen como la fuga de Beethoven, llega un momento en la vida en que dejamos atrás todo aquello por lo que corríamos, nos ven como seres extraños, tal vez dejamos de hacer parte del montón, algo nos conduce a la otra orilla, sin importarnos voces ni quejidos, murallas y barricadas , simplemente pasamos el puente y asumimos ser responsables de nuestra felicidad, de nuestro corazón, y de nuestra vida. Ser fieles así mismos aquí es donde se gesta el segundo nacimiento, tiene que haber un desgarramiento, y es un parto doloroso que cada uno hacemos con nosotros mismos. Viernes 29 Se me están acumulando los días sin escribir y con ellos los recuerdos, trato de hilarlos, el sueño acude en mi ayuda, mi hilandera aquella musa presente en el fluido de la palabra me permite leer en sus labios las diáfanas armonías de este canto. Ella ha venido a visitarme en forma de mariposa, tal vez sea un aviso, los sueños tienen una particularidad se deslizan entre el oído y trasmiten el mensaje Un día Isabelita así como la llaman en la vereda, me dijo: cuando fallezca que mis cenizas sean enterradas en el árbol cerquita donde se botó el cordón umbilical de mi hijo Luis Antonio y así será en el día y en la hora, ya sea en la escuelita o junto al árbol del limón así te recordaremos siempre: Mujer virtuosa Amante de la verdad y la franqueza signo leo la regencia Un día nuestros destinos se cruzaron y viajamos juntos en esas mágicas constelaciones del amor Hoy queda el recuerdo el sentir universal de esos instantes Alma generosa cual sin igual. Mujer hermosa Auguraste en mi vida ese arco de triunfo Solo dádivas pude recibir de ti Pase lo que pase siempre me encontrarás V Bienaventurada esta hora del encuentro con la palabra Aquí solo resplandece el sol de la alegría Aquí en la labranza de la tierra encuentro unas yucas que se sembraron en la época de Milé, cuando el hogar escuela continuó y fue cuando llegó mi primo Joseph, el hijo de Maritza, y nieto de Aurita Vélez la única viviente de los cinco hermanos de la estirpe de los Vélez. Años atrás Años comprimidos en el azul de la palabra Alas que se extendían Como abanicos al compás del infinito Ahora el viento y el agua ha querido borrarlas impresas añoranzas Letras desdibujadas Sin embargo ha quedado el espíritu deambulando por estos recovecos de la memoria. -la máquina de chavita mi madre se ha puesto en funcionamiento Cose perfectamente como si el tiempo no se hubiese detenido. -Se ha echado el barro, comienzo a ser aquel maestro rural que un día mi amigo periodista Carlos Yepes escribió en el prólogo del libro Ambrosía: “Antonio comienza a ser con su mismo “aire” y manchas de barro amarillo “ Comienzo a ser el hombre untado de barro. VI Una salida a la ciudad después de 40 días en el campo. -Solicitar una autorización para salir, encontrar justo la persona(un padre de familia)que me saque en moto llegar hasta el puente allí guardar mi bicicleta , llegar a Julumito abordar el bus que me lleve al barrio la esmeralda , dejar el celular en la galería para reparar y seguir hasta al cajero del parque caldas, recibir la mesada arreglar las gafas que se quedó con una pata, calzar el diente, en cosmitet , recibir la atención con toda calidad humana disponible, cargar el celular llamar y colocar mensajes, solucionar lo del retiro de Sandik, compartir un almuerzo con mis sobrinos Fabián y Fernando, verles la cara sonriente transportados a otro mundo, chuparnos un helado en el parque Benito Juárez . Al día siguiente lavar la ropa esperar a mi hermano Vicente hablarnos extasiarnos cuanta alegría irradiada a veces parecemos que no somos nosotros es el ser esencial de todas las cosas es Dios hablando por nosotros y actuando. -La vida me quiere sin celular Pues me lo robaron que no sea controlado me quiere libre solo usaré el correo electrónico cero redes sociales cero Facebook solo estaré atento a los mensajes del tiempo, al de las aves, al de los seres de la naturaleza, Dios me quiere libre, desnudo ante la vida, así como me mandó, cuando me desconectaron del cordón umbilical amarrado a la placenta.- jugaré con el teléfono amarrando una cuerda a dos vasos de yogurt, desocupados y le pondré mensajes a Fernandito “a, mi no”, el mismo se hizo un sombrero de mago con un corbatín y se cree rin- rin renacuajo paseador Dios me quiere niño, abierto a todas las posibilidades, por eso dejaré de usarlo. VII Me pregunto qué día es hoy el almanaque se ha quedado con la hoja del mes de junio, le tengo respeto para arrancarla porque sé que junio expiró. Anoche me visitaron dos hermanitos, una de ellas Yesela la hija de María Rivera que eduqué hace años atrás y Darley en sus primeros pininos, me trajeron el café que produce la familia, de Diego Campo recién estaba molido y en esta mañana lo degusté, gozo, difuso, sutil y amoroso de sentir el sabor de la tierra floridense además me sirve de fuente de inspiración para continuar este relato del regreso del caminante, pasos que se habían quedado levitando en ese trayecto de la tetilla, y que sentí los mensajes de mundos que se entrelazaban y que algunos fragmentos fueron plasmados en mi libro ambrosía como aquel en que me habló el hijo del carpintero, y su voz fue un soplido en mi pecho dolido 3/07/20 Es tan hondo el sentimiento en esta casita de juguete, hoy se dieron cita 4 niños de la escuela, vivieron a traerme el pandebono y el roscón que sus madres producen, Luisa ya se sabe las vocales, y cuenta hasta 14, balbucea con sus 4 años, Felipe el niño que representó a Jesús en la obra “el nacimiento del niño Dios”, Yesid el impetuoso atravesó del cerco de Andrómeda para el no hay barreras ni diques ni murallas, Mabel representó a blanca nieves y Yesid el espejo mágico que enfureció a la reina y lo persiguió hasta los confines de la memoria. A cada a cada quien lo devuelven al lugar donde dejó algo pendiente Un verso, el aroma de un amor, la fragancia de una sonrisa, nada muere, el divino creador nos dio vestiduras de pez, pan y ternura… He encendido en esta casita de juguete como la llamó mamá Bárbara, una vela en cada lugar, una en la pieza principal, que dispone de baño privado, la otra pieza adyacente que se convierte en el cuarto de huéspedes cuya ventana da a la escuela, desde allí penetran las voces de un ayer lejano como aquella ocasión en la que cumplía años, y los niños me mojaron de los pies a la cabeza “dejad que los niños limpien mi corazón”, otra en el en el comedor con la mesa y 4 asientos que sobrevivieron al éxodo del restaurante Sandik y que fue el aporte de Luchito, otra vela en la cocina donde puse a cocinar los fríjoles, otra en el escritorio al lado de la puerta de entrada. Hago homenaje a Dieguito Tobar quien en una ocasión me obsequió una foto tomada en el parque caldas ese día me llevé la manta de lana de ovejo, y había llegado la ministra de cultura y con desfachatez no tuve inconveniente en escucharla en posición de faquir sobre el suelo hoy la foto la he colocado en el portarretrato que me obsequio para un cumpleaños la esposa de Jacob con la dedicatoria “Maestro feliz día” VIII Ha llegado la bestia la del rugido herido, la trae Héctor parece lamentar la pérdida de Troya, su hija Patrin lo acompaña, maquina aserradora rugidora, Héctor mi estudiante el guapo de la clase. No demerita a Héctor el hijo de Príamo, de tanto practicar sacar madera, sus músculos son tensos, que nadie se atreve a concursar en un pulso. Patrin llegaba en chanclas a la escuela y en tiempo de invierno con sus piececillos untados de barro, aquí en el tanque se los lavaba parecían pececillos cuando volaban, Patrin bella como la Sulamita del cantar de los cantares, llevas en tu sangre la estirpe de los Chalá, otro día Patrin fue sacada de la escuela por la madre, los niños se quedaron con aquel adiós sin treguas ni pausas Solo quedó tu pupitre y vacío el salón de clases pues todos formaron un coro “no se lleven a Patrin” la niña de los pies descalzos Su mamá había decidido llevársela a la ciudad y la abuelita Teresa la tenía a su cargo La madre está en su derecho nada podemos hacer sino desearle que algún día pueda volver y ser feliz. Arrecia el aguacero en la tarde Héctor sigue con la motosierra mágnum sacando tablas, nadie puede ir más allá del sufrimiento, pero él lo hace, ni el agua puede desconcentrarlo para sacar las tablas con precisión de un maestro, la práctica lo ha hecho recio hasta consigo mismo despiadado. Llueve más fuerte, tu trabajo es un enigma sacas la tablas de una belleza incomparable el ciprés se ha ofrecido, árbol emblemático de textura blanda, un día el vendaval lo arrojó hacia adentro de la finca estaba colocado al lado de la carretera y afortunadamente y prodigiosamente no rompió los tanques de almacenamiento del agua, hoy me ofreces la madera, finalmente se ha despedido Héctor, antes que me dio por salir a la carretera, o si no se hubiera ido sin pagarle que extraño es este personaje quien hace 35 años estudió en la escuela.