La niebla de los bosques,
ha descendido en esta mañana,
cubriendo con su manto,
todo rastro de verdor,
las abuelas piedras relucen sus cabelleras
"los pajaritos han enrollado sus cantos",
gris niebla,
que se va diluyendo en la pradera,
e invita a tener encendida la hornilla,
manteniendo unida la familia,
--de la montaña hemos descendido
papitas con ají y aborrajados nos esperan,
poder elevar las calorías,
antes de llegar a Santander,
y contemplar ese colorido de belleza morado del guayacan,
-la torta negra para Jean,
ha sido comprada en ricuras,
al frente del parque,
corazón palpitante de este pedazo de cielo caucano,
aquí comienza el valle ,
cual aureola en la frente de los enamorados,
el bus eco con su color amarillo de papagayo,
me recibe en sus alas,
me ha quedado grabada la imagen de la matriarca Bárbara detrás de la ventanilla del carro,
cuando veía y bendecía la divinidad desde el más humilde,
al más encumbrado de los hombres,
el bus emprende la marcha,
adiós Santander de mis amores.