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Volver a sentir el lugar,
de Andrómeda,
impregnado de la grata presencia de mi adorable hija Marian,
escucho a Rosalía Gómez ejecutar en el piano
los mágicos acordes del concierto 5 de beethoven,
manos de musa,
que se deslizan por las sutiles, vestiduras del alma,
algo desconocido,
lo lleva a uno,
a identificar un estado de ánimo,
mientras la orquesta majestuosa,
imprime la danza voluptuosa
festejando en mis oídos,
los idus de agosto,
solo acude a mi mente,
aquello que se quedó presente,
en ese trayecto,
de Santander a Popayan,
de Popayan a la Florida-Cajibio,
y que le da esplendor a mi vida en esta noche,
es poder disfrutar de este concierto, gracias a la señal de internet,
y a un dispositivo,
uno puede llegar al corazón de la música,
encontrar la belleza en aquello,
que es tocado por la magia de la música,
en este rinconcito,
puedo escuchar,
a los genios de la humanidad,
Beethoven eternizo lo temporal,
vertió en nuestras almas,
aquello que nos comunica con esferas superiores,
el poder de la musica y de la Santísima virgen,
desata nudos,
gracias,
Oh Dios eterno,
por haberme concedido,
este reencuentro,
con el poder sanador de la música.