Mientras más avanzo
mas se me aleja,
a veces creo alcanzarla con mis manos,
por eso la llaman la utopía,
siempre hemos convivido con ella,
y la usamos como la armadura del Quijote,
para salvaguardarnos de la locura,
cada vez que caemos en las redes,
de la ansiedad,
nos levantamos con mayor fuerza,
y al final nos damos cuenta,
que aquello que llamamos realidad,
solo existe como un engaño,
como un espejismo,
que intenta atrapar,
la conciencia del hombre,
para no sucumbir,
hemos de usar la estrategia,
de la visión interna,
que se nos fue ofrecida,
Y preguntarnos:
¿Tiene corazón este camino.?
recuperar la belleza de la soberanía interior,
cuanto cuesta,
Impregnarnos de los polvos de la utopía,
y mirar ese otro lado de la realidad que hemos ignorado,
y que permanece esperando que toquen su puerta,
porque es allí donde se encuentra.