Las torcazas moradas,
regresan en bandadas,
a comer las frutas
del árbol sagrado
mientras Barbarita,
trae el café de la mañana,
ha encendido el bombillo,
ella,
me ha traído
del día anterior,
la flor
en la que se ha posado
el colibrí,
esta flor exótica
lo atrae
recorriendo grandes distancias
desde el Tambo-Cauca
-la he colocado en el altar,
dentro de un vaso con agua,
el cuarto ha quedado impregnado,
a sabor de vuelo fugaz
a frecuencias
regocijo para el alma,
aleteo suspendido,
paraíso instituido
-después del concierto de la música colombiana
a las siete de la mañana,
emitido por radio Carvajal de Cali,
sigue la clásica
de los compositores del mundo,
Barbarita nos ha invitado a la mesa junto a Sathya,
Frijoles recalentados con ají, acompañado del café,
el cual fue hecho en la hornilla de leña,
que hacía un mes no se usaba,
la leña fue cortada
con el hacha
que le regaló don Germán a Sathya,
-Barbarita le ha obsequiado
a Fernandito canicas de cristal,
le hizo recordar a Sathya,
su infancia
cuando colocaba
una moneda en un círculo trazado,
para que sus amigos,
la sacaran con sus trompos,
trompo que se quedara en el círculo,
pasaba a ser de su propiedad,
y si surgía alguna pelea
su hermano Samuel
lo defendía.